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Te Tengo
Victory Storm
PodrГЎ sobrevivir un amor que desafГa las normas de dos familias separadas por un viejo rencor?
Ginebra Rinaldi no sabe lo que es la libertad.
Vive dentro de una jaula dorada, sofocante y llena de normas dadas por su padre, estГЎ acostumbrada a obedecer y a sufrir los castigos de su familia ante cualquier rebeldГa.
Lorenzo Orlando renunciГі su lugar como heredero del patrimonio de la familia Orlando para poder tener la libertad de ser y hacer lo que quiere, poniendo en peligro su propia vida. Sin embargo, hoy es un hombre respetado y es el propietario del local mГЎs prestigioso de Rockart City, el Bridge.
Decidida a romper las normas y reglas, Ginebra ira a parar a la boca del lobo.
QuГ© pasarГЎ cuando quede cautivada por la mirada penetrante de Lorenzo y descubra que ya no podrГЎ escapar de Г©l? CuГЎnto tiempo tendrГЎ Ginebra antes que quedar bajo la mira de Lorenzo?
Victory Storm
Te tengo
Te tengo
Victory Storm
Texto copyright В© 2020 Victory Storm
Correo electrГіnico de la autora: victorystorm83@gmail.com
http://www.victorystorm.com
Traductor (italiano Г espaГ±ol): Georgina Jimenez
Editorial: Tektime
Este es un trabajo de ficciГіn. Los nombres, personajes, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaciГіn del autor o se usan ficticios.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte del libro puede ser reproducida o difundida por ningГєn medio, fotocopias, microfilm u otro, sin el permiso del autor.
Portada: diseГ±o grГЎfico Victory Storm | Enlace: https://stock.adobe.com - Couple Fashion Beauty, Young Woman in Sexy Red Dress and Embracing Man in Love By inarik
En la bella Verona, donde situamos nuestra escena,
dos familias, iguales una y otra en abolengo,
impulsadas por antiguos rencores, desencadenan nuevos disturbios,
en los que la sangre ciudadana tiГ±e manos de ciudadanos.
De la entraГ±a fatal de estos dos enemigos
cobraron vida bajo contraria estrella dos amantes,
cuyas desventuradas y lamentables catГЎstrofes sepultan en su muerte la discordia de sus padres.
El terrible desarrollo de su amor, marcado por la muerte,
El odio continuo de sus padres, que sГіlo pudo suprimir el final de sus hijos,
Va a ser durante dos horas el asunto de nuestra escena.
Si escuchГЎis con benГ©vola atenciГіn, procuraremos enmendar con nuestro celo las faltas que hubiere.
(Tomado de Romeo y Julieta
de William Shakespeare )
1
GINEBRA
“No lo sГ©, Maya. QuizГЎs es mejor si lo dejamos asГ”, susurrГ©, intentado calmar la ansiedad que me estaba asaltando.
“Ginebra, vamos, déjate llevar por una vez! No estás cansada de tener que someterte a las reglas de tu familia? No me digas que una parte de ti no desea otra cosa que salir del seminario y divertirse, como hacen todas las muchachas de nuestra edad!”, resopló mi amiga, quejándose.
Claro que lo querГa! Pero no era tan fГЎcil para quien tenГa sangre italiana de los Rinaldi en las venas.
Ser la hija de un jefe de la mafia, significaba tener una vida prestablecida, dentro de un conjunto de reglas y de limitaciones, impuestas por un padre jefe.
Incluso si era la hija mГЎs pequeГ±a, esto no me hacГa mГЎs libre y, cada error o transgresiГіn, era siempre castigado con severidad. Por ello habГa aprendido muy pronto a respetar los deseos de mi familia.
Me habГa siempre comportado de manera impecable, pero en los Гєltimos aГ±os, desde que habГa comenzado la universidad, habГa empezado a sufrir por la rigidez tГpica de mi padre y por la perfecciГіn de mi madre.
Me sentГa cambiada desde que habГa entrado en contacto con una realidad tan vasta como la universidad, con sus estudiantes que no eran seleccionados y evaluados de la forma en que lo hacГa la escuela catГіlica femenina en la que habГa estudiado hasta ahora.
HabГa aprendido que existГan distintos estilos de vida y que, sin la presencia de mi padre en el consejo del instituto, a nadie le importaba que yo fuera una Rinaldi.
Por primera vez en mi vida me habГa concedido ser yo misma y abrazar nuevos ideales que mi padre aborrecГa.
En los Гєltimos dos aГ±os me habГa vuelto la oveja negra de la familia, a quien evitar o tratar como a una pobre desadaptada, pero la verdad era que nunca antes me habГa sentido tan viva.
HabГa roto lentamente las pequeГ±as cadenas que me anclaban a la familia, pero todavГa estaba muy lejos de la libertad y de hacer aquello que querГa, como tomar una decisiГіn clara sobre mi futuro sentimental o profesional.
Hasta ese momento me habГa limitado a mirar a Maya, la hija del contador del patrimonio de los Rinaldi y mi Гєnica amiga, mientras transgredГa las reglas de su familia, que seguГa servilmente las leyes de mi padre.
HabГa envidiado a Maya cada vez que me llamaba por telГ©fono, pidiГ©ndome que la cubriera con sus padres cuando querГa encontrarse con sus amigos, que no agradaban a sus padres o, cuando salГa con un muchacho.
Siempre habГa admirado la valentГa con la que desafiaba los deseos de su familia.
Muchas veces habГa deseado ser como ella, pero el peso de mi apellido, siempre me habГa bloqueado.
Sin embargo, Maya tenГa razГіn: no podГa continuar asГ. Apenas habГa terminado mi Гєltimo aГ±o de universidad y todavГa no habГa experimentado la emociГіn de una pequeГ±a escapada, de un encuentro secreto con un muchacho o de una pequeГ±a locura, como una noche de paseo con personas que no conocГa.
“Ok, hagámoslo!”, exclamé entusiasmada, pero con la voz aún cargada de temor.
“Verás que irá todo bien. Lo hice cientos de veces y te puedo asegurar que nunca he tenido problemas”, me aseguró Maya.
“Sólo tengo miedo que alguien me reconozca o que mi padre lo descubra.”
“He tomado todas las precauciones del caso. Mira aquГ”, me dijo, dГЎndome una peluca rubia con rulos.
“Estás bromeando, verdad?”, dije horrorizada.
“Tesoro, eres la hija del propietario de la mitad de Rockart City. No puedes considerar ir de paseo sin llamar la atención.”
“Ya nadie sabe quiГ©n soy. Pasaron dos aГ±os desde que mi padre no me incluye mГЎs en sus entrevistas y no me invita ni siquiera a sus ceremonias de inauguraciones. De todas formas, la gente cree que Г©l tiene dos hijos. No tres. Mis apariciones a su lado se redujeron al mГnimo desde que me hice vegetariana y empecГ© a hablar de derechos civiles.”
“TodavГa no te ha perdonado por ser vegetariana?”, se riГі Maya.
“No, cuando como con Г©l, siempre me hace poner en el plato un bistec, que yo rechazo, lo que hace que se vuelva loco. De todas formas, como casi siempre sola en las dependencias donde me han relegado”, contГ© triste. Era difГcil no sentirse aceptada por la propia familia.
“Que guay! Allà estás sola y puedes hacer lo que quieres!”.
“Ojalá! Recuerda que en mi casa hay tele- cámaras por todas partes y la vigilancia siempre está presente. No existe la privacidad y me pregunto a menudo si podré alguna vez separarme de mi familia y vivir mi vida. Quisiera encontrar un trabajo, casarme con un hombre que ame…”
“Mientras te quedes en Rockart City, serГЎ imposible. Al este del rГo Safe River no se mueve una hoja sin que tu padre lo autorice… Tu Гєnica esperanza es irte muy lejos de aquГ, a un lugar donde tu padre no pueda llegar, sabes muy bien, que Г©l no te dejarГЎ nunca hacer lo que quieres. HarГЎ de todo para impedirte que trabajes, para asegurarse que no puedas mantenerte y cortar ese cordГіn umbilical con el que te encadena todavГa con veintitrГ©s aГ±os!”.
“Y seguro que no me permitirГa casarme con quien yo quiera.”
“OlvГdalo! Ginebra, te alcanza con pensar en todas las relaciones amorosas que has tenido hasta ahora.”
“He tenido sГіlo una. DurГі tres dГas, en mi Гєltimo aГ±o de escuela.”
“Daniel Spencer, verdad?”
“SГ. Apenas pude darle mi primer beso, antes de saber que Г©l y toda su familia habГan sido exiliados para siempre de Rockart City.”
“Todo por un beso… Piensa si hubieras ido a la cama.”
“Hubiera terminado en las mazmorras del castillo como los prisioneros de guerra”, reГ dГ©bilmente, aunque en realidad siempre habГa pensado que lo habrГa hecho en serio. TodavГa no habГa olvidado la furia y la cachetada de mi padre, cuando habГa descubierto que estaba enamorada del hijo de David Spencer, el hombre que le habГa hecho perder un negocio dos aГ±os atrГЎs.
Edoardo Rinaldi era un hombre que guardaba rencor de por vida.
“Bien, te puedo garantizar que esta vez no te pasará nada y tu padre nunca lo sabrá”, me alentó Maya, poniéndome la peluca rubia sobre el cabello castaño, que me llegaba hasta la espalda.
Me mirГ© en el espejo.
Me dio ganas de reГr porque estaba irreconocible con el eyeliner negro y el cabello largo hasta la cintura. AdemГЎs, el vestido que me habГa hecho poner Maya, era lo opuesto de mi look clГЎsico convencional.
Ese vestido rojo sin hombros y ese abrigo de piel negro, con mangas tres cuartos me daban un aire de mujer cosmopolita, emprendedora y transgresiva. Todo lo que no era.
“Cómo es posible que tu padre no te haya dicho nada respecto a todas estas compras?”, exclamé sorprendida.
“Mi padre no es desconfiado como el tuyo, pero me controla cada compra que hago con la tarjeta de crédito y mi madre se mete en mi vestidor una vez al mes, si mi padre se queja del extracto bancario.”
“Tu madre es igual a la mГa. CГіmo haces para que no te regaГ±en por este tipo de compras?”.
“Mi madre no sabe nada de esta segunda vida mГa. Tengo un acuerdo con la empleada del negocio. Ella me deja probar estos vestidos en casa por un dГa y, yo se los devuelvo intactos la tarde siguiente, cuando voy a cambiarlos por algo que se parezca mГЎs a los gustos de mi madre”, me revelГі, mostrГЎndome la etiqueta todavГa adherida al vestido, antes de esconderla dentro del escote, debajo de la axila derecha.
“Eres genial!”.
“Lo sé, pero recuerda tratar a este vestido con cuidado, porque mañana debo llevarlo de nuevo al negocio y debe estar en perfectas condiciones.”
“Prometido!”.
“Bien, ahora salgamos. La empleada me ha dejado las llaves del coche que usa para hacer las compras y, asà bronceadas, nadie nos reconocerá cuando nos dirijamos hacia la salida. Ni siquiera el guardaespaldas que te trajo hasta aquà y que te controla desde el aparcamiento fuera del portón.”
“Asà lo espero, de lo contrario estoy muerta.”
“Por precauciГіn, dejaremos los celulares aquГ, de manera que la seГ±al GPS del telГ©fono no nos descubra. AdemГЎs, en la cartera llevaremos sГіlo dinero en efectivo y el documento falso que te conseguГ. Recuerda que por esta noche yo no serГ© Maya Gerber, sino Chelsea Faye y tГє no serГЎs Ginebra Rinaldi sino Mia Madison, de Los ГЃngeles.”
“Has pensado en todo, eh?”.
“Ginebra, despuГ©s de cinco aГ±os de fugas secretas, podrГa evadirme incluso de una prisiГіn”, riГі Maya, aliviando la tensiГіn.
2
GINEBRA
TenГa el corazГіn latiГ©ndome como loco.
Era la primera vez que hacГa alguna locura y estaba aterrorizada a morir.
Silenciosamente, a pesar de los tacos altos, seguГ a Maya.
De todas formas, todos se habГan ido a dormir y la casa estaba desierta.
Salimos por la puerta trasera y nos acercamos al coche aparcado delante, como habГa dicho mi amiga.
Entramos en un viejo Toyota Corolla y rГЎpidamente, partimos.
Cuando el coche pasГі el portГіn, me escondГ para no dejarme ver por el conductor del coche que estaba estacionado en la salida. Era Г©l, quien me habГa llevado hasta allГ y sabГa que no se hubiera ido hasta que no me hubiera llevado de vuelta a casa.
Odiaba ese control permanente, pero no tenГa idea de cГіmo hacer para liberarme de esa prisiГіn sin barrotes.
Ser una Rinaldi serГa una cruz que habrГa llevado hasta la muerte.
SГіlo cuando nos dirigimos hacia la autopista, empecГ© a relajarme, pero apenas pude ver Safe River, sentГ que me faltaba el aire. Era la primera vez que lo veГa en vivo.
De repente, sentГ el miedo que me corrГa por todo el cuerpo.
“Maya, adГіnde vamos?”, me agitГ© viendo a mi amiga pasar el puente que unГa la zona este de Rockart City con la oeste.
“Vamos donde tu familia no podrá encontrarte nunca.”
“Te has vuelto loca?! EstГЎ prohibido a los Rinaldi, incluso acercarse a este rГo! Si un Orlando descubre mi presencia en su parte de la ciudad, me mata!”, gritГ© aterrorizada. Odiaba los lГmites y las reglas que me imponГa mi padre, pero esa de no ir jamГЎs mГЎs allГЎ del rГo, habГa prometido no infringirla nunca sino querГa arriesgar morir prematuramente.
“Lo sé muy bien. Por eso tenemos los documentos falsos.”
“Eso no me tranquiliza, Maya.”
“Chelsea! Recuerda que aquà soy Chelsea y tú eres Mia! No te equivoques o estamos perdidas!”.
ContinuГ© el viaje, aplastada contra el asiento, con el sonido de mi corazГіn latiendo en mis orejas e incapaz de disfrutar el panorama de esa parte de la ciudad que nunca habГa visto.
“Va a estar todo bien, verГЎs”, continuaba a repetirme Maya, pero yo estaba lista para escapar y volver atrГЎs, prometiendo no volver a hacer algo asГ.
Apenas me di cuenta, que Maya habГa apagado el coche al lado de otro, que tambiГ©n estaba aparcado y que tenГa a dos muchachos guapos sentados adelante.
“El que estГЎ al volante es Lucky Molan. Es Г©l por quien he perdido la cabeza y de quien te he hablado tanto Гєltimamente. Lo conocГ en Clasesparticulares.com. Es Г©l quien me da clases de economГa online, a escondidas de mi madre, que estГЎ convencida que soy un genio. Desde hace dos aГ±os que muero por Г©l y sГіlo ahora que me he graduado, ha aceptado salir conmigo. Pero lamentablemente, cuando me propuso salir de a cuatro con su hermano que se ha dejado con la novia, no pude decirle que no.”
“Por eso estoy aquГ, verdad? Para entretener al pobre hermanito, mientras te diviertes con el amor de tu vida.”
“Yo no lo dirГa asГ, pero… SГ, es asГ. Te lo ruego, Gin… Mia, es importante que todo salga bien, porque no quiero conformarme con una noche de a cuatro.”
“Sólo hay una cosa que no he entendido. Él sabe que eres Maya Gerber?”
“Claro que no. Sabes que no me gusta revelar mi verdadera identidad. No quiero que alguien descubra que tomo clases privadas.”
“Entonces su relación se basa en mentiras. Cómo crees que puedes construir algo sólido y duradero de esta forma?”
“Por ahora pienso en divertirme, ok? Quiero salir con Lucky y quizás ir a la cama. Tampoco dije que quiero casarme con él!”
“Dudo que tu padre te lo permita.”
“Lucky vive al oeste del rГo, por tanto estГЎ fuera de los lГmites para mГ. Incluso sino soy una Rinaldi, papГЎ no quiere que frecuente esta parte de la ciudad.”
“Considerando las cosas que tu padre sabe de mi familia y lo que administra para ella, creo que estás en peligro, tanto como yo.”
“Puede ser, pero no me importa! Soy demasiado joven para pensar en esas cosas.”
“O demasiado estúpida”, resoplé débilmente.
Silenciosamente, como si tuviera miedo que alguien pudiera escucharme, bajГ© del coche y me acerquГ© junto con Maya, a los dos muchachos.
Ambos eran rubios con ojos azules.
Por el abrazo que intercambiГі mi amiga con el muchacho mГЎs alto y delgado, entendГ que debГa ser Lucky.
“Mucho gusto, soy Mike”, se me acercГі el otro muchacho de aire deprimido y unos centГmetros mГЎs alto que yo.
“Mia”, me presenté, en voz baja por miedo a decir mi verdadero nombre.
CuГЎnto me hubiera gustado ser desinhibida y desenvuelta como Maya!
“He reservado en el Bridge. Sepan que tuve que pedir un favor a un amigo para tener un pase para ese local. Es un lugar inalcanzable para nosotros, comunes mortales”, rió Lucky, indicándonos un edificio a pocos metros de distancia.
“AquГ es, yo querГa ir a Lux… Ya fui muchas veces y me gusta”, intervino Maya haciГ©ndome preocupar por el aire ansioso que percibГ en su voz. No era de asustarse, y yo sentГ el miedo volver a niveles alarmantes.
“No tendremos otra oportunidad de entrar en ese lugar y, el pase vale sólo para esta noche, nos da la posibilidad de escuchar a la famosa pianista Folkner”, le dijo Lucky.
MirГ© a Maya y leГ una fuerte indecisiГіn en sus ojos oscuros, hasta que la vi asentir dГ©bilmente.
“Va a estar todo bien”, me susurró a la oreja, tomándome la mano con demasiada fuerza, para no asustarme.
No sГ© de donde saquГ© el coraje, pero vi a mis pies avanzar uno delante del otro, hacia eso que parecГa ser un nido de serpientes.
SГіlo cuando me encontrГ© a un paso del ingreso y leГ el cartel, sentГ que el piso se desvanecГa bajo mis pies por enГ©sima vez esa noche: “ The Bridge. Orlando’s Night”.
Como si me hubiera leГdo el pensamiento, Mike me explicГі que ese era el local de la importante familia italiana Orlando, los primeros que llegaron a Rockart City (aunque algunos sostenГan que eran los Rinaldi, quienes llegaron primero) y, que habГa transformado esa villa desolada en un imГЎn para los nuevos inmigrantes, dando vida a la que hoy era reconocida como una de las ciudades mГЎs florecientes e histГіricas de los Estados Unidos de AmГ©rica.
Ese local era la primera actividad comercial y el corazГіn de Rockart City, al oeste del rГo.
“Después de la muerte del gran Giacomo Orlando, la gestión del local pasó a manos del nieto, Lorenzo, la oveja negra de la familia. Ha peleado con todos y ha renunciado a tomar el lugar del padre, Salvatore. Se salvó de la ira de los Orlando sólo porque es el primogénito, hijo único y era el pupilo del abuelo, que al momento de morir le ha pedido que no abandonara la ciudad y que continuara con el local de la familia, la piedra angular de la familia Orlando. Por amor al abuelo, Lorenzo aceptó y volvió a este lugar, el lugar más exclusivo y prestigioso de toda Rockart City”, me contó Mike, mientras nos acercábamos al Bridge.
“Debe ser un tipo genial”.
“SГ, y sГіlo tiene veintinueve aГ±os, pero no esperes a un caballero con armadura brillante. Es un tiburГіn, como todos los Orlando y, no perdona la mГЎs mГnima trampa. Un paso en falso con Г©l y corres el riesgo de terminar mal. SГ© que el aГ±o pasado, dos tipos han desatado una pelea y ha tenido que intervenir la policГa. Bien, desde ese dГa, todos se preguntan quГ© sucediГі con esos dos idiotas. Lo mismo para el pusher que quiso meterse a vender en su local. Si la familia Orlando gobierna cada persona y movimiento en Rockart City Oeste, en el Bridge existe sГіlo la ley de Lorenzo. Todo lo que gira alrededor de ese hombre estГЎ blindado y es inaccesible, si Г©l no lo autoriza. La ciudad estaba convencida que, renunciando a la herencia de la familia, Г©l habrГa perdido todo el poder y, por el contrario, Lorenzo ha demostrado saber manejarlo solo. Hoy en dГa, tiene un poder que equivale al de su familia y la cosa mГЎs loca es que se lo construyГі Г©l solo”.
“Bien, el apellido que lleva lo habrá ayudado.”
“QuizГЎs ahora sГ, pero no cuando ha cortado los lazos con su familia. La mitad de sus parientes querГan su cabeza, cuando mandГі a todos al demonio. Seguramente el abuelo, que estaba a cargo de los Orlando, ha impedido que lo mataran, pero despuГ©s muriГі y Lorenzo quedГі completamente solo.”
“QuГ© coraje debe tener para desafiar asГ abiertamente a su familia”, exclamГ© con un poco de envidia. CuГЎnto me hubiera gustado ser como Г©l o tener un abuelo que me sostuviera, pero los mГos estaban muertos o habГan regresado a Italia.
3
GINEBRA
A pesar de la tensiГіn, me invadiГі una hermosa atmГіsfera cuando puse un pie en el interior del Bridge.
El lugar era muy sobrio, elegante, refinado, con las paredes con un papel tapiz en tela color azul francia con dibujos de flores color damasco y dorado, que reflejaban las luces suaves y cГЎlidas de las lГЎmparas de cristal suspendidas.
TambiГ©n las mesas eran oscuras pero opacas, a diferencia del piso de mГЎrmol negro de ГЃfrica con vetas doradas.
La mГєsica que la pianista estaba tocando se escuchaba en el aire armoniosamente, haciГ©ndome relajar y disfrutar esa experiencia Гєnica.
Lucky y Mike nos hicieron acomodar en una mesa con divanes y silloncitos de cuero negro, de estilo retro.
El ambiente era ciertamente sombrГo, pero agracias a la iluminaciГіn y a la bienvenida que se percibГa, era imposible no sentirse seguro, bienvenido y listo para ser mimado por el personal afable y siempre dispuesto para asistir ante el menor signo, pero sin resultar invasivo o indiscreto.
“AdГіnde lleva esa escalera?”, preguntГ© a Mike que se habГa sentado a mi lado.
“Nunca entrГ© allГ, pero me contaron que en el piso superior estГЎn los privados y las habitaciones para dormir. No es un albergue, pero Lorenzo Orlando quiso crear una secciГіn para quien tuviera necesidad de quitarse la resaca o hubiera venido con una dulce compaГ±Гa. Por el contrario, en el sГіtano hay una gran sala para recepciones especiales y un billar. No sГ© bien que sucede ahГ abajo, pero algunos piensan que estГЎ relacionado con el crimen organizado de la familia Orlando. Por Гєltimo, en el segundo y Гєltimo piso, deberГa estar el apartamento del propietario.”
“De esta forma no pierde de vista sus negocios”, comenté con sospecha.
“Es un hombre al que le gusta tener todo el control.”
“Lo habГa entendido.”
“Incluso ahora está allà y nos controla a todos nosotros.”
“Desde su apartamento?”
“No, desde allГ”, me corrigiГі, indicГЎndome con un movimiento de la cabeza, un espacio elevado en la parte trasera del local.
“No lo mires! Si te atrapa, si sospecha y nos atrapa!”, me dijo Mike, pero yo era demasiado curiosa. Nunca habГa visto a un Orlando en toda mi vida y tenГa curiosidad.
AnalicГ© a cada una de las personas que estaban en esa mesa, que se encontraba en una posiciГіn privilegiada, a la que se podГa acceder a travГ©s de una pequeГ±a escalera de seis escalones.
HabГa tres hombres y cinco mujeres.
El hombre a la izquierda estaba ocupado en su celular y no parecГa prestar ni la mГЎs mГnima atenciГіn a la conversiГіn del tipo a su derecha, que intentaba contar algo divertido que hiciera reГr a las mujeres presentes.
Me preguntГ© quiГ©n de ellos podrГa ser Lorenzo Orlando.
QuizГЎs el que estaba concentrado en el telГ©fono?
DesviГ© la mirada a la derecha y mis ojos se encontraron con los del tercer hombre.
Completamente avergonzada por haber sido sorprendida mirГЎndolo, bajГ© la mirada y volvГ con mis amigos que estaban ordenando una Menabrea.
OrdenГ© una yo tambiГ©n, sin saber quГ© era. TodavГa estaba sorprendida por esos ojos.
Incapaz de controlarme y de concentrarme en la conversaciГіn de mi mesa, volvГ a mirar a aquel hombre.
Me estremecГ cuando notГ© que continuaba mirГЎndome.
Estaba por quitar la mirada de nuevo, pero una parte de mi decidiГі mantenerla y no mostrar que estaba incomoda.
AdemГЎs, querГa saber! Era Г©l, el famoso Lorenzo Orlando?
Mantuve la mirada encadenada a la suya.
Incluso si la luz era baja, notГ© el color ГЎmbar de sus ojos. Un color amarillo ocre con vetas cobrizas.
Nunca habГa visto ojos de ese color y quedГ© sin aliento.
TenГan algo de magnГ©tico, fascinante y hipnГіtico.
Es Г©l, Lorenzo Orlando! Estoy segura!
Me quedГ© allГ admirГЎndolo, dejando fluir la mirada sobre su rostro anguloso, sobre su piel bronceada y sobre su barba descuidada que sombreaba su mandГbula.
Estaba sorprendida. Esperaba encontrarme de frente a un hombre cuidado hasta en los mГЎs mГnimos detalles, muy atento en dar una imagen perfecta de sГ mismo. Y por el contrario…
El toque de barba, los cabellos castaГ±os despeinados, algunas ojeras… me daba mГЎs la impresiГіn de un hombre que habГa vivido, uno al que la vida no le habГa regalado el mundo en sus manos, pero que habГa tenido que crearse su espacio, Г©l solo.
Estaba fascinada y encantada por esa imagen.
Sin embargo, Lorenzo Orlando era cualquier cosa menos un hombre descuidado, excesivamente extravagante o poco atento a los detalles.
ParecГa que cada cosa fuera perfecta en su imperfecciГіn y, su traje de seda oscuro, combinaba con la camisa negra abierta en la parte delantera, dГЎndole un aire de poder que brotaba en cada poro.
Era descaradamente irresistible. Su modo compuesto y controlado como estaba sentado, se llevaba el trago a la boca seductora y me miraba, me perturbaba y me atraГa como una polilla al fuego.
Peligroso y fascinante como un demonio.
Eso es lo que pensaba de Г©l.
TodavГa estaba atrapada mirГЎndolo cuando lo vi levantar la copa de su Manhattan y hacer un brindis en mi direcciГіn.
SentГ los pГіmulos estallar y su sonrisa seductora me hizo entender cuГЎnto era evidente mi vergГјenza.
Me dio tanta vergГјenza que quitГ© la mirada.
TenГa el corazГіn que me latГa muy fuerte, estaba muy agitada.
La idea de haberme dejado atrapar dos veces mirando a un hombre que nunca habrГa tenido que encontrar, me hizo dar ganas de escapar corriendo.
Ginebra, estГЎs jugando con fuego!
MirГ© de nuevo a mi mesa y me encontrГ© de frene a una jarra de cerveza.
Sobre el vaso, estaba la marca de la cerveza italiana Menabrea.
Hice una mueca.
Odiaba la cerveza.
Incapaz de hacer nada, al final me rendГ en escuchar a Mike que habГa comenzado a hablarme de su ex novia, con quien habГa estado cuatro aГ±os.
FingГ interГ©s por un buen tiempo.
En realidad, mi mente continuaba a volver sobre aquel hombre a pocos metros de distancia y sobre sus ojos dorados que me hipnotizaban.
Lamentablemente, despuГ©s de un cuarto de hora ya estaba aburrida y, sin poder detenerme, mi mirada fue de nuevo a posarse sobre Lorenzo Orlando.
No podГa entender cГіmo un hombre como Г©l, podГa hacerle mal a un Rinaldi.
A pesar de que intuГa un velo de tiniebla y agresividad, Lorenzo parecГa una persona demasiado controlada y relajada para hacerle mal a alguien.
Como si hubiera sentido mi mirada sobre Г©l, de repente lo vi girarse hacia mГ.
Se me detuvo la respiraciГіn cuando notГ© su mirada hacerse dura y sospechosa.
SГ, Lorenzo Orlando era un hombre peligroso y de repente me sentГ atrapada.
VolvГ inmediatamente sobre Mike y me prometГ no posar mГЎs los ojos sobre Lorenzo.
4
GINEBRA
A pesar de que tenГa mucho prestigio y que era de pura malta italiana, no me parecГa apropiado tomar una cerveza Menabrea en un local como ese. AdemГЎs, nunca me habГa gustado.
Decidida a ordenar mi usual y amado Bellini y, a liberarme de Mike y de su discurso, detallado hasta en los mГЎs mГnimos detalles, sobre el motivo de la ruptura con su ex novia, me levantГ© y fui directamente a la barra a pedir algo para tomar.
Me acomodГ© en una banqueta y esperГ© al barman, que vino inmediatamente a servirme.
“Un Bellini, por favor”, ordené gentilmente.
De inmediato, el camarero tomГі un durazno maduro y se dispuso a batir la pulpa para luego hacerlo filtrar con un colador de malla estrecha.
Estaba tan encantada con sus movimientos fluidos y precisos y, por la mГєsica que estaba sonando la mГєsica Faulkner en el piano allГ cerca, que no me di cuenta que una persona que se habГa sentado cerca de mГ.
“Buenas noches”, me susurró de repente una voz cálida y profunda a mi lado, haciéndome sobresaltar.
Mi di vueltas hacia mi izquierda y me encontrГ© a pocos centГmetros de Lorenzo Orlando.
De golpe, sentГ la garganta arder y secarse completamente, mientras mi corazГіn comenzГі a martillarme violentamente en el pecho.
DespuГ©s de haberme dejado atrapar tres veces mientras lo miraba, habГa hecho de todo para distraerme y olvidar todos los peligros que estaba corriendo estando allГ.
Por suerte, los discursos de Mike me habГan ayudado pero ahora me sentГa sola, indefensa y totalmente vulnerable por esa presencia elegante y amenazante.
IntentГ© responder a su saludo, pero era como si cada sГlaba me hubiera quedado encastrada en la garganta, sofocГЎndome.
Me parecГa que me quemaba bajo su mirada ГЎmbar, mientras me miraba insistentemente buscando una respuesta de mi parte. Estaba incrГ©dulo y perplejo por mi silencio.
Estaba tan agitada que mi mente quedГі en blanco y no recordaba mГЎs nada. La Гєnica cosa que escuchaba en mi cabeza era de no dejarme descubrir diciendo mi verdadero nombre.
MirГ© a Maya buscando ayuda, pero se estaba besando con Lucky.
VolvГ con la mirada hacia Lorenzo.
TodavГa me estaba mirando y yo me sentГ mГЎs atrapada que antes.
SentГ la tentaciГіn de escapar y desaparecer para siempre, pero por suerte el barman vino en mi ayuda, ofreciГ©ndome el Bellini.
Intentando controlar el temblor y la dificultad para respirar, tomГ© la copa.
Haciendo girar el taburete para levantarme, mis rodillas se encontraron sutilmente con las del hombre y, sentГ que me faltaba el aliento.
LevantГ© la mirada esperando ver indiferencia o distracciГіn en sus ojos, pero me vi fulminada por la oscuridad de sus pupilas dilatadas.
Con su ropa negra me hacГa recordar a una pantera, antes de atacar a su presa.
“Discúlpeme”, susurré débilmente, moviéndome rápidamente y dirigiéndome hacia mi amiga.
Estaba por dar un paso lejos de quien estaba destruyendo mi autocontrol, cuando sentГ que me tomaban fuerte pero delicadamente por el brazo.
Me detuve asustada y vi la mano bronceada de Lorenzo sobre mi piel clara.
GemГ de ansiedad.
Cuando un Orlando y un Rinaldi entraban en contacto, terminaba siempre de la misma forma: con la muerte de uno de los dos.
En ese momento comprendГ con certeza que quien tenГa menos chances de sobrevivir, era precisamente yo.
No sabГa quГ© expresiГіn tenГa en mi rostro, pero debe haber sido bastante elocuente ya que Lorenzo me dejГі ir.
“No pueden estar aquГ”, me susurrГі, mientras su mano cuidada y grande se alejaba de mi brazo delgado, que sentГa esa experiencia surreal.
QuedГ© con la boca abierta. CГіmo habГa hecho Lorenzo Orlando para descubrir que era una Rinaldi?
“Yo… yo…”, balbucee, incapaz de encontrar una excusa plausible.
“No acepto FreeLancers en este momento, no tengo intenciones de emplear otras acompañantes”, me avisó severo, indicándome con una inclinación de la cabeza, un grupo de mujeres elegantes y sexis que flirteaban y charlaban amablemente con algunos clientes.
AcompaГ±antes?
Lorenzo me habГa confundido con una escort!
Me mirГ© el vestido y me di cuenta que era muy audaz, pero no creГa que podГa ser confundida con una mujer de poca moral.
AdemГЎs, consideraba que era mezquino y de mente estrecha juzgar a una mujer sГіlo por su ropa.
Levantando el mentГіn y asumiendo la actitud mГЎs altiva y enojada posible, me acerquГ© con calma a ese hombre que en ese momento habrГa querido patear.
“No soy una prostituta”, me ofendГ, retomando la voz gracias al enojo repentino que me corrГa por las venas.
“Ellas tampoco. Son simples acompaГ±antes. Si luego ofrecen otros servicios, no es mi problema. Basta con que lo hagan lejos de aquГ”, respondiГі Г©l, sorprendido de mi tono inesperadamente poco cordial.
“Entonces me corrijo: no soy una acompañante”, respondà resuelta y ácida.
“A veces las apariencias engaГ±an”, contraatacГі Г©l convencido que habГa ganado. Aparentemente no habГa sido la Гєnica que habГa tomado de manera personal la respuesta poco simpГЎtica del otro.
SonreГ dentro mГo, porque percibГa las ganas de pelear mi batalla y llevar la victoria a casa.
No sabГa de dГіnde provenГa todo ese coraje despuГ©s de haber sentido tanto miedo… quizГЎs era la adrenalina.
“No se preocupe. Lo perdono. Puedo entender que una persona recientemente reintegrada, pueda tener momentos de confusiГіn y equivocar lo inequГvoco.”
“Reintegrada?”, repitió él perplejo pero con un leve tono amenazante en la voz. Era evidente que estaba haciendo un notable esfuerzo, para no atacarme.
TomГ© coraje gracias a su autocontrol, querГa demostrar sin ceder. ConocГa ese orgullo y sabГa lo que escondГa.
“SГ. AdmГtalo: cuГЎnto tiempo ha estado fuera? Dos dГas? Una semana?”
“Fuera de quГ©?”, me preguntГі en seco, no sin un notable esfuerzo, incluso si sabГa que ya conocГa la respuesta.
“De la cárcel, obviamente. Puedo reconocer a una persona cuando sale de prisión y tiene problemas en readaptarse a las convenciones sociales.”
Por un momento quedГі boquiabierto por el estupor. Seguramente no estaba acostumbrado a que le hablen de ese modo, pero estaba demasiado preparado para mandar al demonio esa mГЎscara de hombre perfecto que llevaba en presencia de otros.
“QuГ© le hace pensar que yo haya apenas salido de la cГЎrcel?”, murmurГі Lorenzo con los ojos entrecerrados y la mandГbula contraГda.
“Por su aspecto.”
“Por mi aspecto”, repitió calmo, como la calma que antecede al huracán.
“SГ. En conclusiГіn, ese cabello no ve la tijera de un peluquero y un peine, desde hace un tiempo”, subГ la dosis indicГЎndole su cabello perfectamente peinado de forma desordenada, pero sin perder la elegancia. “TambiГ©n esa sombra de barba le da un aire desalineado, un pasado imprudente… Sin hablar de las ojeras bajo los ojos, no presagian sueГ±os tranquilos y es comprensible. Creo que es difГcil dormir en una celda con un extraГ±o que podrГa tener intenciones poco tranquilizadoras. Lamentablemente no existe aГєn una legislaciГіn eficaz contra las molestias sexuales entre detenidos, por lo que tiene toda mi comprensiГіn.”
“Creo que entendà el concepto”, me detuvo, incapaz de escuchar otra cosa que saliera de mi boca. “Y lo lamento por usted, pero se equivoca. Nunca estuve en prisión.”
“A veces las apariencias engañan”, exclamé con una sonrisa maléfica y una encogida de hombros, repitiendo sus mismas palabras.
« Touché», susurró con una media sonrisa, entendiendo mi intención de vengarme por haber sido confundida con una acompañante.
“PermГtame al menos ofrecerle algo de beber”, intentГі disculparse cuando intentГ© irme. Lo mirГ© a la cara y la expresiГіn de desafГo de la serie “No termina aquГ”, me puso en alarma.
“No acepto regalos de desconocidos”, lo detuve de inmediato, poniendo en la barra un billete que cubrГa el costo del Bellini y dejaba al barman una buena propina.
“Estaba convencido que no fuera necesario pero… ok, me presento. Soy Lorenzo Orlando, el propietario del Bridge”, me dijo, ofreciéndome la mano.
Mire esa mano tentadora y me dio palpitaciones.
La idea de tocarlo me llevaba a pensar cosas prohibidas y que podГan ser castigadas de la peor forma.
Ginebra, estГЎs jugando con fuego!
Todo el engreimiento que tuve, me abandonГі con la misma rapidez con la que habГa llegado.
“Juro que no muerdo”, me susurró, notando que dudaba en darle la mano.
“Mia, donde te habГas metido?”, dijo Maya dГЎndome casi un infarto. No la habГa visto acercarse y no me esperaba su brazo alrededor de mi espalda.
La mirГ© brevemente y comprendГ que habГa venido a socorrerme.
“Mia”, repitió Lorenzo, pensativo.
“SГ, Mia Madison y yo soy Chelea Faye. Mucho gusto. Su local es bellГsimo. Felicitaciones!”, se entrometiГі Maya dГЎndole la mano a Lorenzo, en lugar mГo e interponiГ©ndose entre Г©l y yo, como si quisiera defenderme.
“Gracias”, le respondió él con una sonrisa falsa, para esconder la irritación por la interrupción. “Es la primera vez que vienen a mi local?”.
“SГ. Estamos en Rockart City sГіlo de paso. Demonios! Se hizo tarde y ahora debemos irnos, pero espero tener la posibilidad de volver pronto”, se disculpГі Maya con aire alegre. SГіlo ella podГa parecer tan espontГЎnea y contenta, incluso cuando la situaciГіn era tensa.
“Hasta luego, entonces”, respondió el hombre educadamente, dirigiéndome la mirada por última vez antes de alejarse.
Apenas lo saludГ© con la cabeza.
“Qué demonios estaba pasando?”, dijo Maya cuando quedamos solas.
“Nada”, murmuré con un hilo de voz, incapaz de imaginar que hubiera podido ocurrir.
“Cuando te vi con Г©l, creГ que enloquecerГa. Te traje hasta aquГ para divertirnos, no para hacer que te maten”, me dijo agitada, robГЎndome el Bellini todavГa intacto y tomГЎndolo en pocos sorbos, para calmar los nervios. “Vamos! Le dije a Lucky que tienes un toque de queda y que tengo que llevarte a casa antes de las dos de la maГ±ana”, me dijo, tomГЎndome de un brazo y arrastrГЎndome hacia la salida.
“SeГ±orita, discГєlpeme”, se parГі delante nuestro un recepcionista, dГЎndome una tarjeta negra con letras doradas “ The Bridge. Orlando’s Night”. “El seГ±or Orlando me ha pedido que le diera uno de nuestros pases como regalo, en seГ±al de disculpas por la equivocaciГіn de la que fue vГctima. El seГ±or Orlando se preocupa por sus clientes y, se ocupa que estГ©n satisfechos con el servicio recibido. Este pase le permitirГЎ tener un ingreso privilegiado y una consumiciГіn gratis para usted y sus invitados.”
“No es necesario, pero agradece al titular por el gesto y dГgale que ya he olvidado nuestro malentendido”, respondГ gentilmente y enrojeciendo por esa cortesГa.
Lorenzo Orlando, me habГa ofrecido un pase o un ticket sГіlo de ida hacia el infierno, si hubiera sabido que era la hija del boss Edoardo Rinaldi.
“Le ruego”, me suplicГі, sorprendido por mi rechazo. SabГa que jamГЎs habrГa podido llevar una tarjeta como esa, sino querГa arriesgar la pena de muerte por parte de mi padre.
“Gracias por el pase!”, se entrometió Lucky, tomando la tarjeta en mi lugar. “Mia, te has vuelto loca? Sabes cuánto cuestan estos pases?”
“Quieres volverte un enemigo de la familia Orlando?”, dijo Mike.
“No, yo…” balbucee con disgusto, pero Maya me tomó del brazo y me llevó fuera del local, hacia el aparcamiento.
“Volvemos a casa”, suspiró Maya aliviada, después de un rápido saludo a los dos muchachos.
Entramos en el coche.
Pasamos por el puente del Safe River y, para mi sorpresa, notГ© que las palpitaciones que habГa tenido desde que habГa pasado por allГ a la idea, no se habГan detenido.
Era como si esa noche me hubiera dejado algo abrumador y tan poderoso como para no abandonarme jamГЎs.
5
GINEBRA
HabГa pensado en Lorenzo Orlando toda la semana.
HabГa leГdo libros, visitado galerГas de arte, participado en una reuniГіn sobre derechos civiles, pero era como si todo fuera insignificante y carente de emociones.
SГіlo cuando pensaba en Lorenzo, en lo que le habГa dicho, me sentГa de nuevo viva y electrizada.
Era increГble!
HabГa estado tentada de pedirle a Maya que me llevase de nuevo mГЎs allГЎ de rГo, pero no habГa osado hacer una propuesta de ese tipo, abiertamente.
Dentro de mГ todavГa era consciente de cuГЎnto era malo, lo que habГa hecho y del peligro que habГa corrido. Y, sin embargo, era justamente eso lo que me mantenГa viva en esos dГas.
Me alcanzaba con cerrar los ojos para volver a sentir la voz cГЎlida, profunda y levemente ronca de Lorenzo.
Por no hablar de su cabello castaГ±o desordenado que daba ganas de pasarle los dedos en medio.
O su barba, levemente descuidada.
Nunca habГa tocado a un hombre. Ni siquiera a mi padre o a mi hermano.
Una parte de mi habrГa querido acariciarle el rostro para ver quГ© se sentГa tocar ese vello, para sentir cГіmo era tocar ese cabello ГЎspero y sin afeitar.
Oh Dios, tocarlo…
Se me entrecortaba la respiraciГіn cada vez que lo pensaba.
La idea me excitaba y me aterrorizaba al mismo tiempo.
Tocar un Orlando estaba prohibido!
TodavГa me parecГa poder sentir el calor de su mano en mi brazo.
Y, sin embargo, hubiera pagado por sentir de nuevo esa sensaciГіn.
Y sus ojos…
Oh por Dios, Ginebra, cГЎlmate!
«Ginebra, quieres cortarte? Se puede saber en qué estás pensando?”, dijo Maya sacándome de mis pensamientos.
“En nada”, me apresuré a decir, continuando a cortar las cebollas.
“No te creo”.
“Estaba pensando en quГ© prepararte. Espero que la pasta con ragГє de seitГЎn, te guste”, respondГ rГЎpidamente, poniendo a freГr la cebolla, con el apio y las zanahorias.
“Lo descubrirГ© pronto, pero confГo en ti. Eres una buena cocinera, incluso si creo que es vergonzoso que tus padres no te den una domГ©stica o una ayuda para hacer estos quehaceres.”
“Mi padre fue claro: hasta que no deje mi dieta vegetariana y con esta fijación por los derechos civiles, estaré segregada en estas dependencias y tendré que arreglarme sola. De todas formas, me volvà una ama de casa experta.”
“Pasas también la aspiradora?”, me preguntó Maya disgustada.
“SГ. Cocino, lavo, plancho y me hago la cama sola.”
“Demonios! Yo no podrГa nunca! Te tratan como a una esclava!”.
“No digas cosas absurdas. Me volvГ independiente y no hago nada que la mayorГa de las personas no haga todos los dГas. No todos pueden permitirse tener sirvientes que te sustituyan en todo, lo sabes?”
“Y para ti, está bien as�”
“SГ”, dije triste. En realidad no me interesaba tener que limpiar la casa o cocinar para mГ. Lo que me hacГa estar mal era que mi familia no me quiera mГЎs, que no aceptase mi diversidad y no mostrara un mГnimo interГ©s en mГ.
Esas pocas veces que estaba con mi familia, era siempre un sufrimiento, porque no me hablaban, no me dejaban decir nada y peor aГєn, se negaban a pedir al chef que preparara comida aparte para mГ.
A menudo me sentГa sola y, de todas formas hacГa casi tres aГ±os que estaba excluida y tratada sin respeto.
Incluso mi mudanza a esas dependencias habГa sido el enГ©simo intento de aislarme, para evitar que fuera parte de su vida familiar.
Incluso mi hermana Rosa me evitaba y, desde que se habГa casado, habГa tambiГ©n dejado de llamarme por telГ©fono.
Con mi hermano Fernando, nunca habГa tenido una buena relaciГіn y nunca habГa sufrido la distancia que habГa puesto entre nosotros dos. Por el hecho que era el primogГ©nito, tenГa diez aГ±os mГЎs que yo y era el heredero directo del imperio de papГЎ, se permitГa ser un dГ©spota con cualquiera.
“Escucha, me ha llamado Lucky. Tiene tu pase. SegГєn parece intentГі ir al Bridge con sus amigos, pero le dijeron que la tarjeta es nominativa y que sin ti no podГa entrar. Me ha pedido si esta noche nos gustarГa volver con Г©l y un amigo suyo que querrГa presentarte. Me hizo ver una foto suya. Es un hermoso muchacho! QuizГЎs podrГa surgir algo, no te parece?”
PensГ© en Lorenzo.
Nunca lo hubiera admitido, pero tenГa unas ganas locas de volverlo a ver.
“Ok”, respondà dejando consternada a Maya.
“De verdad? Es decir, me alegra, pero estaba convencida que no quisieras saber más nada con el Bridge o con los Orlando, después de lo que sucedió el sábado pasado.”
“Necesito cambiar un poco el aire.”
“Una vez, cuando querГas cambiar aire me pedias que fuГ©ramos a la cabaГ±a de mi abuelo en la montaГ±a. Mientras ahora, me estГЎs diciendo que quieres volver a la boca del lobo. Me parece que te he contagiado con mi locura de hacer cosas prohibidas.”
“Puede ser”, sonreà alegre.
6
LORENZO
No pude contener una pequeГ±a sonrisa de triunfo cuando vi a Mia Madison atravesar la puerta del Bridge.
SabГa que habГa rechazado mi pase y que sГіlo por la intervenciГіn de uno de sus amigos lo habГa aceptado. Nadie era tan loco como para insultar a un Orlando, declinando su regalo, incluso si a Mia no le parecГa importar mucho mi apellido y el rol que tenГa en esta ciudad.
La sonrisa fue mГЎs grande cuando la vi quitarse la campera liviana de lino blanco y mostrar un vestido celeste escotado, que ademГЎs tenГa un escote profundo en la espalda, y con la falda que le llegaba a las rodillas.
Su look casto, resultaba todavГa mГЎs simple por el maquillaje liviano y por los colores tenues, era una seГ±al clara que no querГa ser confundida nuevamente con una acompaГ±ante.
Por un instante, su mirada se cruzГі con la mГa.
Ambos hicimos un leve saludo con la ceja en direcciГіn del otro, pero sus ojos quedaron pegados a los mГos por una fracciГіn de segundo de mГЎs, intentando no darme a entender que ella tambiГ©n habГa pensado en mГ toda la semana, como me habГa pasado a mГ.
HabГa sido difГcil sacar de mi mente a una mujer que me habГa dicho que parecГa un ex convicto y que me habГa desafiado tan abiertamente, a pesar de que la atemorizaba.
La recorrГ con la mirada, buscando a la muchacha transgresiva y desinhibida, pero parecГa que no quedaba rastro.
Era simple y bellГsima.
Sus ojos azules con algГєn tinte violeta resaltaban gracias a la sombra lila y los labios estaban apenas cubiertos por un labial rosado.
A diferencia de la vez anterior, ahora parecГa mucho mГЎs joven. No le daba mГЎs de veinticinco aГ±os y sus modales siempre agraciados y refinados con los que se movГa, se sentaba y se llevaba a la boca el Bellini que habГa ordenado… tenГa algo sensual y fascinante.
HabГa entendido de inmediato que habГa estudiado y no era una simple acompaГ±ante, cuando le hablГ© y ahora, viГ©ndola en toda su simplicidad, me di cuenta que era mГЎs de lo que dejaba ver. Sin embargo, la timidez y reserva que mostraba cuando un muchacho con el que hablaba la tocaba, me hacГa intuir que habГa algo extraГ±o en ella. Era como si tuviera miedo del contacto fГsico, casi como si le molestara…
Incluso conmigo, habГa sido introvertida, habГa visto miedo en su mirada, mientras ahora veГa irritaciГіn y antipatГa, aunque si estuvieran escondidas detrГЎs de sonrisas y gestos medidos pero no lo suficientemente incisivos para mantener en su lugar las manos de ese muchacho.
DisfrutГ© viendo su esfuerzo por contener el nerviosismo y de mostrar siempre una mГЎscara de muchacha buena, aunque si dentro, muy dentro, era evidente que habrГa querido abofetear a su acompaГ±ante.
Desde el lugar donde me encontraba, disfrutaba todo el espectГЎculo, preguntГЎndome cuГЎnto faltaba para que perdiera los estribos.
AdemГЎs, su amiga Chelsea no parecГa darse cuenta de nada, estaba impresionada por el muchacho con quien tambiГ©n habГa estado la semana anterior.
A un cierto punto, el acompaГ±ante de Mia se puso a jugar con sus largos cabellos rubios.
ParecГa que ese gesto la molestaba mucho, porque se puso de pie y con una excusa se dirigiГі al baГ±o.
Estaba por volver a mi trago, cuando vi al muchacho seguirla al baГ±o.
ConocГa esa sonrisa arrogante y sabГa quГ© habrГa sucedido.
Normalmente habrГa llamado a un camarero para decirle que interviniera, pero esta vez tenГa curiosidad y, si hubiera sucedido lo que me temГa, no hubiera dudado en golpear al maldito.
Con cierta indiferencia, me dirigГ hacia el baГ±o de mujeres.
Lo encontrГ© cerrado.
Golpee y todo lo que obtuve por respuesta fue un grito que fue sofocado de inmediato y algo que caГa al piso.
No querГa hacer un escГЎndalo o asustar a mis clientes dado que la reputaciГіn de local se basaba, precisamente en la discreciГіn, por lo que evitГ© golpear la puerta o gritar para que abrieran.
De inmediato llamГ© a Jacob, mi vice, y me hice alcanzar las llaves del baГ±o.
En un instante, mi amigo abriГі la puerta.
EntrГ© en el baГ±o, mientas Jacob volvГa a cerrar la puerta a nuestras espaldas.
Mia estaba tirada en el piso y tenГa una mejilla roja, mientras el muchacho tenГa el pantalГіn abierto y estaba sobre ella, agarrГЎndola por las muГ±ecas.
SaquГ© a ese bastardo lejos y me inclinГ© al lado de ella.
Le corrГ el cabello del rostro pero, apenas mis dedos tocaron sus mejillas, ella hizo una mueca y se alejГі de mГ, aterrorizada.
Para mi sorpresa, vi una pequeГ±a hebilla que asomaba de la sien y comprendГ que lo rubio, era una peluca.
“Mia, soy yo, Lorenzo Orlando”, le dije lentamente, tomГЎndola por los hombros que se sacudГan por los sollozos. “Ven, te ayudo a levantarte.”
MirГі mi mano, como si fuese algo prohibido y peligroso, pero finalmente aceptГі mi ayuda.
Con delicadeza la ayudГ© a ponerse de pie pero me di cuenta que debГa haberse golpeado, porque rengueaba y la correa de su zapato derecho se habГa roto.
Antes de que cayera de nuevo, la tomГ© y la llevГ© en brazos.
Estaba tan desorientada y asustada por lo que le habГa pasado, que no opuso resistencia y se acurrucГі temblando contra mi pecho.
Mientras tanto, Jacob se ocupГі del muchacho.
“Si te vuelvo a ver en mi local, te hago pedazos”, lo amenazó antes de que Jacob lo echara del local.
SalГ del baГ±o y notГ© que algunos clientes se miraban curiosos. SГіlo la amiga de Mia parecГa perturbada y corriГі hacia nosotros.
“Oh mi Dios… Qué te sucedió?”, gritó desesperada, viendo el rostro enrojecido de la muchacha.
“Está todo bien”, intentó asegurarle ella.
“No está bien. No está para nada bien… Demonios, estoy muerta si te pasa algo!”
Esa frase me alarmГі porque parecГa que verdaderamente Chelsea lo creГa asГ.
Hubiera querido profundizar, pero SebastiГЎn, mi manager, se acercГі.
“Dame las llaves de una habitación. La señorita se hizo mal y necesita reposar”, le dije.
“Las habitaciones están todas ocupadas”, me avisó preocupado.
“Entonces la llevaré a mi apartamento”, dije resuelto.
“No!”, exclamaron al unГsono Mia y Chelsea.
“No se preocupen. No habitГєo salvar a una muchacha de un intento de violaciГіn para despuГ©s molestarla yo. SebastiГЎn, mientras tanto llama a un mГ©dico y a la policГa, asГ la cliente podrГЎ hacer la denuncia.”
“No!”, dijeron casi gritando, Mia y Chelsea.
“No es necesario… Estoy bien y no sucedió nada. Creo que es mejor dar vuelta la página y no pensar más en este inconveniente. Además, no quiero hacer un escándalo que pueda dañar la reputación de los Orlando”, se apresuró a aclarar Mia con ansiedad.
PodГa sentir el olor a problemas por el pГЎnico que veГa en los ojos de las dos mujeres.
“Ok, como quieran”, dije, dirigiéndome hacia el segundo piso, donde estaba mi apartamento.
LlevГ© a Mia a la habitaciГіn de huГ©spedes y la puse en la cama.
“Gracias”, me agradeciГі tГmidamente.
“Ahora puedes decirme qué pasó y qué te ha hecho ese muchacho?”, fui directo a lo que más me importaba.
“Me estaba refrescando cuando entrГі en el baГ±o. CerrГі la puerta. Me enojГ© y comenzГі a empujarme. PerdГ el equilibrio por los tacos altos y caГ, torciГ©ndome el tobillo derecho. CreГ que iba a ayudarme y que se hubiera disculpado… Al contrario, se me tirГі encima y comenzГі a… tocarme… a decirme que dejara de hacerme la difГcil… intentГ© golpearlo pero Г©l se defendiГі y me abofeteó… Yo… Yo…”
“Después?”, dije tratando de contener la furia que me inundaba la mente.
“Me levantГі la falda y se abriГі la bragueta del pantalГіn… justo en ese momento has golpeado la puerta pidiendo que abrieran. IntentГ© gritar pero me tapГі la boca. IntentГ© librarme de Г©l pero no lo conseguГ y finalmente has entrado… Gracias por haber intervenido”, balbuceГі Mia todavГa asustada.
“Era mi deber. Nadie se puede permitir hacer ciertas cosas en mi casa o molestar a mis clientes”, respondГ intentando parecer calmo, aunque si en realidad estaba tan furioso que sГіlo querГa romperle la cara a ese hijo de puta.
“Lorenzo”, me llamó Sebastián.
“Las dejo solas. Vuelvo de inmediato”, me alejé de las dos muchachas, saliendo de la habitación con mi manager.
“En el baГ±o estaba esto”, me dijo SebastiГЎn dГЎndome la cartera de Mia. “Presta atenciГіn, Lorenzo. No confГo en esas dos.”
“Yo tampoco. Hay algo extraño.”
“Quizás encuentres alguna respuesta ahà dentro”, me sugirió abriendo la cartera.
Me di vuelta para que las muchachas no pudieran verme, ya que habГa dejado la puerta abierta.
RevisГ© la cartera y quedГ© petrificado.
Dentro, habГa sГіlo doscientos dГіlares y el documento de identidad de Mia Madison.
MirГ© mejor el documento.
Falso!
IntercambiГ© una mirada con SebastiГЎn, que me hizo un gesto para darme entender que tambiГ©n Г©l lo habГa notado.
“Qué mujer sale de casa sin el celular?”, me dijo con su tono indagador de siempre.
“Una que no quiere ser rastreada o que es demasiado pobre para permitГrselo!”
“OptarГa por la primer hipГіtesis, dado que el vestido que lleva puesto no saliГі de las grandes tiendas.”
“Yo dirГa que no”, dije nerviosamente.
“Qué hacemos?”
“Me ocupo yo. Tú mientras tanto llama al nuevo lavaplatos que contratamos el mes pasado. Hazlo venir aquà para ver si la querida Mia Madison realmente se hizo mal o si es toda una puesta en escena. Y después, busca información sobre ella. Dice que es de Los Ángeles. Veamos si al menos eso es verdad.”
“Tengo contactos allГ.”
“Úsalos y, después me dices que descubriste.”
“Y qué hacemos con el muchacho?”
“Descubre quiГ©n es y destrГєyelo. Hazle desear desaparecer de la faz de la tierra, especialmente de Rockart City”, dije todavГa furioso. HabrГa hecho cualquier cosa para arruinarle la carrera o la vida. SГіlo el exilio de la ciudad habrГa podido salvarlo.
“A sus órdenes!”.
Como un rayo, SebastiГЎn, se puso a trabajar.
Estaba por volver a la habitaciГіn, cuando escuchГ© a Chelsea enojarse con Mia.
“Te lo ruego, levántate. Te llevo en brazos hasta casa si es necesario.”
“No. Ya te lo expliqué.”
“No puedes hacerme esto! Yo… yo… Demonios, no tenГa que pasar algo asГ. Es todo culpa mГa!”
“No digas tonterГas”.
“Nunca habrГa tenido que convencerte que vinieras conmigo.”
“Chelsea, está todo bien”, intentó calmarla la amiga.
“Deja de decir que está todo bien!”, gritó la muchacha presa de la histeria.
Antes que la situaciГіn pudiera empeorar, entrГ© en la habitaciГіn.
De repente, las dos mujeres se callaron.
“Cómo estás, Mia?”, pregunté.
“Me duele un poco el tobillo, pero estoy bien. Estoy todavГa shockeada por lo que sucedió”, me respondiГі mostrГЎndome el tobillo hinchado.
Por suerte mi lavaplatos, Randy, llegГі de inmediato.
Lo presente y Mia se dejГі tocar, mientras la amiga iba al baГ±o a tomar una toalla mojada para ponerla en la mejilla.
“No soy un mГ©dico y estoy sГіlo en el penГєltimo aГ±o de fisioterapia pero el tobillo no me parece que estГ© roto. Con un poco de hielo deberГa deshincharse y, haciendo reposo por un par de dГas, deberГa estar bien. Claro, serГa mejor hacer una radiografГa…”, explicГі Randy.
“Estoy segura que con un poco de hielo se resolverá todo”, aseguró Mia.
En poco tiempo, Randy medicГі a Mia y yo, aprovechando la ausencia de Chelsea, que estaba con SebastiГЎn, me quedГ© solo con Mia.
“Está mejor ahora?”, le pregunté cauto, sentándome en el borde de la cama, a su lado.
“SГ, gracias. Me siento mortificada por las molestias que le estoy causando”, me respondiГі la muchacha volviendo a ser formal. ParecГa que el shock habГa sido superado y estaba volviendo a tomar el control de sГ misma.
“Tratémonos de tu.”
“Ok”, susurró Mia poco entusiasmada.
“Te traje la cartera”, le dije dejándola en la cama.
“Gracias.”
“Quieres que avise a tu familia?”
“No”
“Quieres que te lleve a casa? Si me das la dirección, puedo…”
“No es necesario”, se impacientó Mia. “Pero si para ti, mi presencia es una molestia, entonces me iré de inmediato.”
“Eres mi huésped y puedes quedarte todo lo que quieras.”
“Sólo necesito descansar un par de minutos”, murmuró adolorida y cansada, cerrando los ojos.
“Tómate el tiempo que necesites.”
Ni siquiera me respondiГі.
Se habГa dormido.
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